domingo, 14 de febrero de 2010

Al Amigo... Gracias


Sé que estabas ahí aquella vez,
aunque no pude verte, pude sentirte,
se agitaron las cortinas y
un haz de luz recorría la habitación buscándome...
eras Tú.

Sé que estabas ahí esa vez,
tampoco pude verte, y en esos momentos ¡como reconocerte!
te acercaste lentamente, con los brazos extendidos,
me sentí tan protegido,
y aprendí a compartir la paz, el aliento y la esperanza,
eras Tú.

Y aquella vez también ¿verdad?
no estaba seguro, tienes esa forma particular de hacer las cosas,
me miraste con ojos de niño, extendiste la mano "llévame",
confíaste en mí y aún con miedo emprendí el camino,
eras Tú.

Y luego otra vez y cada vez,
¿como darse cuenta? estaba tan emocionado que ni me fijé,
sólo me dejé llevar por el momento y celebré alegremente
el poder encontrar alguien como Tú sin saberlo, mi cómplice...
eras Tú, y dejabas huellas como las mías.

Y un día, luego de todo lo que me has dado,
llegaste a casa angustiado pidiendo sólo un poquito
de todo aquello que me enseñaste y wow!
Soy tan despistado, tengo mucho por aprender
eras Tú, perdóname.

Siempre estás ahí, enseñándome algo nuevo,
y sólo me doy cuenta luego, cuando lo recuerdo y te veo.

A mi familia, compañeros y alumnos... Gracias a todos: amigos míos
A traves de ustedes he conocido, he sentido a Dios.
¿Que puedo darle a Él? ¿Qué puedo regalarle?

viernes, 12 de febrero de 2010

Reflejo de una lágrima

Eleva una mirada que vuele libre hacia el azul del cielo, quizás sea el momento,
mientras el viento danza alrededor, mientras el suelo se mantiene firme
y la fuerza aún está en tí, nadie está viendo.

Aprieta los puños, sé que puedes sentirlo,
es como si las voces cayeran hacia en silencio,
como si el universo se perdiera en la oscuridad,
como si todo desapareciera por un instante... y en ese instante

En ese lugar familiar, donde el pasado guardó lo más hermoso de tu vida,
cuando los días eran más vivos y brillantes y
la fuerza de la esperanza era la fuerza que unía a todos...

En ese lugar tuyo, donde nacieron los primeros sueños que seguiste,
donde no importaba ni la distancia, ni el tiempo, ni la dificultad,
cuando sentías que podías todo, cuando parecía que no había imposibles...

Y cada paso, por pequeño que fuera, era una sonrisa ¡Yo puedo!

¿Recuerdas esa sonrisa? ¿Recuerdas esa fuerza?
¿Que pasó?
¿Donde están los sueños que guardaste? ¿Y los bellos recuerdos?

Lo sé...
Está bien, aún es tiempo de aprender ¿sabes?
Este mundo es difícil, aveces, cuando parece que todo está bien,
las cosas nos sorprenden y nos preguntamos sin entender:

¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Por qué a mi?

Una tras otra, las emociones se van clavando como flechas asesinas
que no podemos evitar y nos impiden alcanzar lo que anhelamos,
Intentamos pero no sabemos como arrancarlas de nosotros
y parece que se quedarán para siempre hiriéndonos el alma.

Los sueños se van rompiendo dentro de nosotros,
desaparece la luz de los buenos recuerdos,
la esperanza se va alejando, el tiempo corre aún más rápidamente
y la gente y los días siguen pasando sin control.

¿Que hago? nos preguntamos mientras todo pasa de prisa
¿Que hago Dios? Y en ese lugar, en nuestro corazón, el miedo se expande
como un enjambre salvaje cuya sombra oculta nuestro verdadero valor.
y parece que no somos capaces mientras las preguntas siguen surgiendo:

¿Donde está el amor? ¿Donde están los sueños?
¿Donde todo aquello que se convirtió en sonrisa?
¿Donde está la protección que necesito?
¿El refugio que me oculte de todo esto?
¿Donde está mi confianza? ¿y la esperanza?
¿Porque sólo siento este vacío que duele?
¿Que pasa si doy otro paso y tropiezo?

Y así, un día, cuando el dolor ha endurecido el cuerpo
y todas las sonrisas se apagaron, el miedo se aleja contento,
y recien podemos ver todo aquello, que a pesar del sufrimiento,
estaba a nuestro favor.

Ese día, descubrimos que el miedo es sólo una gran mentira,
una distorsión del mundo que nos rodea y que no queremos enfrentar,
y el dolor es un gran enemigo que nos detiene desde adentro,
llenandonos de dudas y oscureciendo lo mejor que podemos dar.

Lamentablemente una lágrima en ese momento no basta para devolver el tiempo,
y el tiempo es lo más preciado que tenemos para ser y hacer felices a quienes amamos.

Una lágrima tiene un valor increíble en el momento preciso,
puede comunicar tantas cosas sin necesidad de decirlas,
porque aveces las palabras no bastan para describir lo que sentimos.

Cada día que nos regala Dios es una nueva oportunidad para luchar y lograr nuestros sueños ¡Tú puedes!