martes, 29 de diciembre de 2009

Dulce Luz



Llueve sobre mi, dulce luz del dia,
despierta suavemente, con tus pasitos brillantes,
desnuda el horizonte de mis ojos y llévame de la mano,
a descubrir algún nuevo camino del mundo.
Quiero verte.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Anhelando



Hoy desperté y reinaba el silencio,
las aves no saludaron cantando a la luz del nuevo día,
no cruzaron jugando, por mi camino, algun par de gatos perdidos,
ni rodeó suavemente mis pasos alguna lluvia cómplice del invierno.
Intenté, para atrapar el encanto de todo aquello,
en estos días "pesados" en los que no he podido,
por lo agitado del momento, observar el mundo y navegar,
remontarme alto en la memoria, por recuerdos ya lejanos,
más allá de las nubes que van y vienen del pasado,
hasta llegar a ti.
Para observarte, sonreir y verte reir al despertar,
para jugar y perdernos en algun camino sin que nadie entienda
¿Para qué?
Y poder, al final del día, mientras duermen las aves y
brillan tristes los ojos de los gatos perdidos, descubrir a oscuras,
el refugio de tu corazón, como un cielo alegre y cariñoso
que abraza al mundo con una lluvia de paz y esperanza.
No todos los días son fáciles.
Iba a llamarte para decir "te extraño"
cuando llamaste y dijiste "te extraño"

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Otra vez... voy a lograrlo


Sé que he dicho esto muchas veces,
y quizás no hayan sido suficientes para creerlo
así que voy a decirlo otra vez...
Ahora desde aquí...
Voy a lograrlo, detrás de una sonrisa agotada,
se esconde el inicio del éxito.
Voy a lograrlo, hay mucho que hacer y quiero hacer.
Voy a lograrlo, soy mi mejor aliado.
Voy a lograrlo.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Intención de Dios

Este es el inicio del trabajo de exposición que diseñé, a modo de reflexión, para el I Forum Juvenil "No destruyas tu vida":

























¡¡¡nO nECESITO dROGAS para vivir!!!!
¡¡¡La droga sólo nos aleja de la vida!!!
¡¡¡Vive de verdad, sin drogas!!!
¡¡¡Piénsalo, nuestra vida tiene un valor incalculable!!!
¡¡¡No consumas drogas!!!

Mi amigo Esteban


Conocí a Esteban cuando estaba en Primaria, él era un chico muy alegre y metido en todo, nos gustaba corretear por todos lados y jugábamos a las canicas, a las escondidas, a las chapadas, al futbol y a todo lo que se nos ocurría. Era genial porque tenía mucha imaginación, siempre inventaba historias donde luchábamos contra grandes dragones, contra ogros y ejércitos de muertos vivientes. Yo era su fiel compañero de aventuras y nos escondíamos por los salones, corríamos por el patio, luchábamos en los pasillos y el cuartel estaba frente al kiosco. Esteban era mi mejor amigo.

Una mañana llegó tarde al colegio, cabizbajo y caminando lento y no quería conversar con nadie, ni siquiera conmigo, pero en la hora de recreo me contó entre risas que había peleado contra un ogro muy grande y no había podido ganarle, pero que pronto estaría bien. Por un tiempo no pudimos jugar y nos quedábamos en el salón durante la hora de recreo. Un día, cuando volví del kiosco escuché gritos en el salón y me acerqué lentamente hacia la puerta. Adentro estaba nuestra profesora, Esteban y su papá y estaban discutiendo. Ella le reclamaba algo mostrando unas marcas en la espalda de mi amigo mientras su papá gritaba y gritaba "él es mi hijo, él es mi hijo, ¡Cállese! ¡Usted no sabe nada!" y Esteban estaba llorando. De pronto, ante la insistencia de la miss el señor cogió a Esteban y lo jaló hasta la puerta intentando llevárselo, pero ella se interpuso suplicando que por favor ya no le pegara más, pero no sirvió, él salió empujándola y pasó por mi lado diciéndole a Esteban que era un estorbo y que sólo sabía dar problemas, que llegando a la casa vendría lo peor. Tuve tantas ganas de correr y convertirme en un héroe en ese momento, quería saltar tan alto, coger a Esteban y llevarlo rápidamente lejos de ahí, volando o correr a hipervelocidad, pero no podía. Me sentí inútil viendo como se lo llevaba y tuve tanto miedo.

Al día siguiente llegué temprano para ver a Esteban, pero cuando llegué, él ya estaba ahí y conversaba con la Miss. A la hora de recreo se me acercó, me pidió que me quedara con él y me contó una historia de un ave que estaba atrapada entre espinas y se lastimaba a si misma cada vez que quería volar. Luego de ese día comenzó a faltar a la escuela hasta que un día ya no vino más.

Una tarde, yendo a algún lado, pasé por casa de Esteban y lo vi. Estaba todo sucio ayudando a su papá a cargar unas cosas en un carro, se detuvo y me miró. No sé porque no me acerqué pero su papá inmediatamente le dio un lapo y reclamó: "Oye tarado, ¿Hasta que hora voy a esperarte? Muévete inútil" Él volvió al trabajo y yo me quedé ahí mirando, de pronto una caja resbaló de sus brazos y reaccioné, me acerqué y le ayudé a subirla, mientras su papá gritaba desde adelante que se apurara golpeando la lata del carro. Me despedí y lo vi alejarse.

Al día siguiente volví por ahí con algún pretexto y frente a su casa sólo estaba la camioneta, me acerqué como explorando cuando de pronto oí unos gritos que venían desde la casa. Era el papá de Esteban gritándole como siempre, le estaba reclamando por un error que habían cometido en el trabajo y le había costado dinero. Esteban no decía nada.

-¡Eres un inútil! ¿Para esto te tuve? ¿Para esto tuve un hijo varón? ¡Mejor hubiera tenido una nena o un perro! ¿No crees? ¿Ahora como voy a recuperar mi dinero? ¿Ah? ¡Respóndeme idiota! ¡Habla carajo no te quedes callado! ¡No seas maricón!

De un momento a otro Esteban comenzó a suplicar mientras se oían los golpes que estaba recibiendo, ahí adentro él estaba corriendo de un lado a otro, tratando de salvarse como un ave atrapada en una jaula de espinas, lastimando sus alas, sus sueños, sus risas; y yo estaba afuera, entre la gente que pasaba como el viento, sin hacer nada y el dolor se empozaba brillando en mis ojos mientras mis manos y mis labios temblaban de rabia. No sé en que me transformé en ese momento pero sabía que no podía ganarle a ese señor así que cogí un palo que había en el patio y, con todas mis fuerzas, de un solo golpe, destrocé la luna del carro y me escapé corriendo lo más rápido que pude, hasta llegar a casa. Me encerré en mi cuarto, me cubrí con todas las frazadas y me puse a llorar de rabia, de dolor e impotencia prometiéndome que ya no sería cobarde, la próxima vez yo sería el héroe y rescataría a mi amigo, yo tendría superpoderes para derribar las paredes y haría un escudo donde no podrían lastimarnos nadie. Yo y mi amigo volveríamos a jugar como antes, a correr por los patios, a buscar a la miss durante la hora de recreo y los ogros sólo serían parte de los cuentos… y aún así yo sabía que mientras me escondía a llorar él aún estaba sufriendo.

Y aún hoy, varios años después, siendo un joven ya, no entiendo como ni porque Esteban cuida tanto a su papá después de todo lo malo que fue. Hace 6 meses tuvieron un accidente en la camioneta y Esteban faltó de nuevo al colegio. Esa tarde fui al hospital para verlos, tenía tantas ganas de gritarle a su papá, pero los encontré en una situación que no esperaba. Ese señor estaba pidiéndole perdón.

"No sabes lo bien que se siente perdonar, es como limpiar el camino por donde vas a andar el resto de tu vida, es como despejar el cielo para volar libremente y sin miedo, perdonar renueva las esperanzas y alimenta los sueños, el perdón es una semilla de futuro, de buen futuro ¿sabes amigo?" me dijo Esteban días después "Aún hay mucho que debes aprender".

Dibujo x Gabriel.

I Forum Juvenil sobre drogas: No destruyas tu vida

Hay tantas cosas rodeando nuestros caminos actualmente, hay tanto en este mundo, tanto con que enfrentarnos cada día. Nos encontramos muchas veces ante una sociedad confusa, contradictoria y exigente en la que es difícil sentirse refugiado o seguro. Nos encontramos solos muchas veces, nos sentimos abandonados, abatidos, perdidos en medio de tanta gente, tanto ruido y a veces incluso dentro de nuestro mismo hogar, en alguna habitación, en un refugio donde sólo nos encuentran nuestros pensamientos, nuestras inseguridades, nuestros miedos, nuestro dolor y nos preguntamos en ese lugar ¿Quien va a encontrarme? ¿Me está buscando alguien? ¿Alguien tocará la puerta? porque realmente necesitamos a alguien que nos brinde un poco de seguridad, de confianza, una sonrisa, un poco de amistad y un abrazo.

Y así, muchas veces también, salimos, estando confundidos, y vagamos por el mundo esperando encontrar algo o alguien y, en esa búsqueda, nos perdemos por caminos equivocados, nos dejamos engañar y oscurecemos aún más esa vida nuestra que tanto brilla cada mañana, como un sol que no se rinde ante las nubes. Muchas veces, por ese camino oscuro, un solo paso puede llevarnos a un abismo interminable cuyo único final, sino se lucha incansablemente y con ejército de fe y confianza, es la muerte más solitaria y deprimente. Y aunque suene extraño y triste, tal vez intimidante, esta realidad existe y nos rodea, es una amenaza constante y promovida, quizás no por nosotros, pero si por muchas de las personas que comparten nuestra sociedad, y afecta lamentablemente a nuestros seres queridos: a un padre, a una madre, a un hermano, a una hermana, a algún amigo, a alguien o incluso nos convierte en víctimas a nosotros mismos.

Ha sido una semana agitada y algo conmovedora por la cantidad de cosas y la velocidad con que han sucedido, pero al final me sentí agradablemente abrazado por la intención de muchas personas que compartían entre ellas la luz de la esperanza, la verdad, la confianza y la amistad. Me encontré ¿que mejor verdad? ante un grupo de jóvenes estudiantes que, entre ellos, exponían temas relacionados con la problemática del consumo de drogas en su localidad: Pachacutec.

Hoy, 20 de Noviembre, se celebró en la iglesia "Unión Misionera" el 1er Fórum Juvenil "No destruyas tu vida", organizado por el colegio "Virgen de Guadalupe" en el que los alumnos presentarían trabajos de exposición elaborados por ellos mismos abordando el tema del consumo de drogas y las repercusiones que tiene en el ser humano y la sociedad. Dicha institución realizó la convocatoria a otros colegios de la zona para que envíen delegaciones que compartan información, brinden sus puntos de vista sobre el tema y además planteen alternativas de solución frente a este problema que contamina de modo muy cercano y palpable nuestra sociedad.

Nosotros, la IEP "Nuestra Señora de Guadalupe", recibimos la invitación y, compartiendo el sano propósito e intención del evento, decidimos preparar un grupo de alumnos, asistir para unir nuestras voces y continuar así, participando activamente en la prevención del consumo de drogas entre jóvenes estudiantes. Fue una semana agitada, por eso lo dije, por el hecho que trabajar en un colegio es full actividad, porque esta semana también se celebran los derechos del niño, realizamos la Jornada Collage Adolescentes... porque hay tantas responsabilidades y, a pesar de eso, esto es importante y es también nuestro propósito: CUIDAR A LA JUVENTUD.

Y así, con la opinión del grupo de docentes, fue seleccionado el grupo de alumnas que nos representarían: Sheyla, Leidy y Ericka, y empezamos la búsqueda de información, la planificación de horarios, el diseño de las diapositivas, las prácticas de desenvolvimiento, la selección de imágenes, la distribución de temas y se sucedieron, como en mucho de lo que me rodea, situaciones muy confusas, descoordinaciones de horarios, olvidos, desacuerdos, inseguridades pero todo eso, con buena intención, voluntad y risas, porque siempre las hay, se superó y seguimos adelante.

Debo reconocer, en este punto, que me encontré ante una realidad aún peor de la que imaginaba, mi conocimiento sobre el tema de las drogas era muy limitado. He estado en las Jornadas Collage (Charlas para jóvenes) y hemos hablado sobre ese tema, pero no deja de sorprenderme la increíble capacidad del ser humano para crear cosas que lo dañan. Uno puede ser tan inteligente y a la vez tan estúpido con esa inteligencia. Llegué a sentir asco ante las imágenes que descubrí pero así es la realidad, las drogas no son algo "bonito", las drogas son destrucción, violencia, abuso, dolor, pérdida total y eso, eso nos rodea y amenaza cada día, incluso en nuestro propio hogar.

Ante una realidad como esta surgió en mi una pregunta: ¿Qué hacemos para luchar contra esto? ¿Qué hago? ¿Qué tengo para enfrentar esto? y tenía frente a mi la oportunidad perfecta ¿Qué mejor que sean los jóvenes, que suelen ser los más afectados, quienes compartan y conozcan la realidad de las drogas? y así se dieron los días y fuimos avanzando entre profesores y alumnos que iban brindando un poco de su conocimiento y sus ganas al proyecto, armando poco a poco el esqueleto de la información y decidiendo los papeles de cada una. Sorry por mis olvidos y mis soluciones apresuradas.

El tiempo pasó volando, la semana terminó y el viernes cayó sobre nosotros con un sol brillante en el cielo.

Es genial participar en un proyecto como este, ser parte de un equipo con una intención tan noble. Mi reconocimiento a todos los que participaron en este proyecto: A Sheyla, Leidy, Ericka, Ruth, Jossy, Jonel y Fanny.

Y así, a la luz de la canción "Aquí estoy" de Jesús Adrian Romero me encuentro escribiendo este relato, recordando las experiencias de un viernes que podría haber sido agitado, igual que los anteriores, pero no. Este fue un viernes distinto, un día lleno de inspiración y gracia, un día extraño y es que aún no me acostumbro a todo esto. La luz se comparte, gracias.




¡¡No a las drogas!! ¡¡Si a la vida!!

sábado, 14 de noviembre de 2009

Salvación Parte 4

Sábado 07 ¡Tormenta del destino!

Por fin he llegado (y pude estirar las piernas después de tres días viajando). No puedo decir que es un día hermoso, tengo miedo y esta ciudad es tan grande. No sé adonde ir, sólo tengo esta dirección…

Fue un día papá se había ido a trabajar temprano y faltó dinero para comprar detergente, entré a su cuarto y al jalar el cajón de la mesita de noche, cayeron 5 cartas al suelo por un agujero que las polillas habían tardado años en hacer, 5 cartas ocultas que nunca me había mostrado y que tenía escondidas ahí sin pensar en los demás, 5 cartas que, desde ese día, destruyeron toda la historia: eran de mamá.

“…Estar lejos de mi hija es el precio que debo pagar por ser libre de ti ¿verdad? Eso no te lo voy a perdonar, me voy porque necesito empezar una nueva vida pero te juro que volveré por ella. Voy a trabajar y cuando pueda volveré por ella y sólo por eso volveré a verte algún día…”

“…Hola hija, espero que tu papá te entregué esta carta o que de algún modo llegué hasta ti, estos han sido meses muy difíciles para mi, no sabes lo complicado que es estar en la capital y no conocer a nadie… y volveré un día, feliz cumpleaños amor, perdóname por no estar a tu lado…”

“…y el médico ha dicho que si puedo curarme pero tengo que seguir un tratamiento…y tú ¿Cómo estás hija? ¿Cómo va el colegio?… ¿Ya tienes 9 años verdad? ¡Debes estar muy grande!… Te envío algunas fotos y disculpa que nunca ponga mi dirección pero no quiero que tu papá me encuentre… te prometo que volveré…”

“…tuve miedo pero parece todo salió bien, así que estoy juntando dinero otra vez…estoy contando los días para ir, no ha sido fácil pero aquí hay mucha gente dispuesta a ayudar y trabajando duro lo he logrado ¡Tengo mi negocito y voy pa ‘delante!…”

“…discúlpame por no ir pero no me esperaba esta recaída, no sé que voy a hacer, ya se acabo el dinero y tengo un poco de miedo, no te preocupes, no digo que estoy asustada, confío en que voy a salir de esta pero no me gusta tener que postergar cada vez más nuestro encuentro…Ya tienes 12 años…perdóname por favor…nunca me imaginé todo esto, sólo salí huyendo con miedo, sin detenerme a pensar en ti y te dejé ahí…a veces quisiera retroceder el tiempo a ese momento, cuando te abracé, yo quería traerte pero ¿Qué hubiera hecho contigo? Si ni siquiera saber que iba a hacer conmigo…no sé si fue un error dejarte…y ahora estoy aquí, atrapada y extrañándote…”

No podía creerlo… No podía controlar mi llanto.

“Tú me mentiste o fui yo la que se mintió, sé que fue un error pero tú crees, por eso, que tienes derecho a destrozar mi vida y no voy a permitirlo. Por mi y el ejemplo que le quiero dar a mi hija me voy para empezar una nueva vida, me voy con todo el dolor de esta separación y la esperanza de un mañana mejor. Estar lejos de mi hija es el precio…”

“Nunca creí que podría odiar a alguien pero entiendo que esto también es mi culpa, me odio a mi misma por ser tan débil ante ti, por no haber hecho caso a los demás, por vivir esperando un cambio que debí realizar yo misma”

Me sentí completamente destruida frente a esas cartas, mi corazón estaba manchado con la ira y la rabia que había sentido contra ella y no podía ocultarlo ¿Cómo le pediría perdón ahora? ¿Dónde la encontraría? ¿Aún vivía?

Abracé las cartas a mi pecho y lloré sobre la cama culpándome por haberla odiado tanto sin siquiera saber lo que ella había vivido ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué me habían mentido así? ¿Por qué me odiaban tanto?

-¿Por que? ¿Por que?- le grité a papá cuando llegó -¡Eres un maldito! ¡Eres una basura!- mientras él permanecía tranquilo frente a mí con la misma mirada indiferente de siempre.

-¡Di algo! ¿Por qué me mentiste? ¿Por qué me separaste de mamá? ¿Por qué nos hiciste esto? ¡Contestame! ¿Por qué siempre me has odiado?-le grité, tirándole las cartas a la cara -¡Mira, mira lo que encontré! ¡Ella si me quería! ¿Por qué me hiciste vivir esta mentira? ¿Por qué nos ocultaste esto? ¿Por que? ¿Por que? ¡Di algo maldita sea!

-¡Cállate! – Gritó derribándome de una cachetada -¡Cállate! ¿Qué eres tú para reclamarme algo? ¿Qué eres? – Dijo mientras se agachaba a mirarme con un gesto de burla – Tú sólo eres una mujer, eres nada ¿sabes? , tu madre se fue porque era una engreída, una estúpida que creía que podía ganarse el cielo ¡Yo también me decepcioné de ella! ¿Crees que me quedé feliz con el paquete que me dejó? ¿No te has dado cuenta verdad? Qué estúpida eres ¿Ves que tú nos arruinaste la vida? Si tú no hubieras existido ¡Ni ella, ni yo hubiéramos pasado por esto! yo sólo quería un hijo varón, sólo eso.

Se levantó y mientras se alejaba contuve mis puños contra el suelo, mordí mi dolor y me lo tragué entre lágrimas porque yo sólo quería saber algo.

-¿Sabes donde está mamá verdad? - él volteó y coronó su rostro con una sonrisa.

-¿Por qué te lo diría?-

- Quiero irme con ella, ya no quiero causarte más problema, lo mejor es que me vaya con ella, por favor-

-¿Así que quieres irte con ella?- dijo, sonriendo aún más, mirándome diferente mientras venía hacia mi– Me parece bien, pero a cambio de eso quiero que me permitas darte todo el amor que jamás te he dado-

-¿Ahhh?-

Se acercó y me abrazó tan tiernamente como nunca lo había hecho, me refugió entre sus brazos y sentí como si se estuviera despidiendo de mí, como si en algún momento de nuestra vida, de verdad, me hubiera querido, como si le doliera alejarse ahora que yo sabía la verdad. Sentí que me amaba pero luego sus intenciones se revelaron completamente.

-Hija,- dijo abrazándome más fuerte- déjame amarte como nunca nadie va a hacerlo.

No puedo describir lo que sentí en ese momento, fue un miedo que cayó dentro de mí como una montaña de hielo, mi mente se desconectó del cuerpo, mi razón se perdió, mi entendimiento se nubló, me quedé inmóvil mientras él empezaba a besarme la frente. Toda mi rabia, mi rencor y mi furia habían sido aplastadas por ese miedo, mi conciencia estaba escondida y temerosa en algún lugar mientras él acariciaba mis brazos y sus labios se acercaban por mi rostro buscando los míos. Me sentí atrapada, acorralada e indefensa como un ave agonizante frente a una serpiente.

-Déjame quererte y enseñarte esta noche el verdadero amor para que nunca me olvides-

-¿Papá?- le pregunté llena de terror mientras una lágrima se escapaba de mis ojos buscando la libertad que se había perdido en algún lugar del pasado- ¿papá?- volví a preguntar, intentando recuperar a la persona que nunca hizo algo bueno por mi, pero que tampoco me dañaba tanto, rogándole a Dios que me devuelva a ese señor al que yo le escondía regalos en el día del padre, a esa persona capaz de detenerse ante mi y lastimarme lo menos posible, porque aún así… yo lo quería… él era mi padre.

-No te preocupes hijita, todo está bien, todo está muy bien-

Y cada movimiento, cada contacto, cada roce de sus labios y de sus manos se marcaba como fuego sobre mi piel, como una huella de horror sobre mi alma, como una mancha oscura que estaba creciendo sobre mí sin saber como detenerla. Por favor, había una voz interior dentro de mí gritando desesperadamente, un terremoto de emociones que no podía controlar, pero mis labios no se movían y poco a poco esa voluntad de intentar salvarme fue cayendo hacia la oscuridad.

-Ven, vamos al cuarto- dijo mientras me hacía avanzar y cada paso iba devolviéndome la fuerza y la conciencia que había perdido hasta llegar a la puerta.

-No- susurré sin pensar, como un acto instintivo, un intento de supervivencia.

-No- repetí mirándole a los ojos mientras empezaba a agitarse mi respiración y mi corazón se llenaba nuevamente con la luz de la voluntad.

-¡Noooo!- grité empujándolo con todas mis fuerzas, liberando toda mi rabia y mi llanto. Cogí un portarretratos y se lo arrojé al rostro.

-¡Estúpida!- me respondió entre risas, caminando hacia mí, derribando todo lo que encontraba a su paso mientras yo buscaba una forma de escapar.

-Papá cálmate por favor, razona las cosas- supliqué alejándome.

-¡Di lo que quieras! ¡Intenta cuanto puedas! ¡Esta noche yo ya la decidí! ¡Yo soy el cazador! ¡Tú eres mi presa!– gritó abalanzándose sobre mi otra vez.

-Por favor papá- supliqué nuevamente– ¡No hagas esto! – y tropecé cayendo al lado de la mesa mientras él se colocaba sobre mi cogiéndome de los brazos. Me miró y sonrió.

-Si no te quedas quietecita voy a tener que lastimarte, será mejor que hagas esto por las buenas ¿O quieres terminar sangrando? Dime amor- preguntó suavemente antes de gritar-¿Quieres terminar sangrando?

-No- le respondí moviendo la cabeza mientras me soltaba.

-Entonces vamos a divertirnos sin problemas- dijo mientras abría los botones de mi blusa y comenzaba a acariciarme.

No había forma de detenerlo, yo quería quitar sus manos con las mías pero no tenía fuerza suficiente y él estaba prácticamente sentado sobre mi, desnudándome, tocándome, manchándome mientras yo deseaba que todo fuera una pesadilla, una horrible pesadilla de la que despertaría en cualquier momento.

-¿En que estás pensando?- gritó dándome una cachetada y acercó su rostro al mío -¡Mírame cuando te hablo! Quiero que me mires ¿entendido?

Ya no sabía que hacer, lo miré y detrás de él estaba la última esperanza, al borde la mesa, sobre el mantel estaba el florero de mi abuela, sólo tenía que distraerlo un poco, sólo un poco más.

-Está bien papá, tú ganas- respondí, mientras él volvía a entretenerse con mi cuerpo.

Cogí el mantel y lo jalé calculando su cabeza, pero al ceder, el jarrón se volteó y giró sobre el borde cayendo y destrozándose a un lado de mí. Él se detuvo, se levantó, me miró y se abalanzó sobre mi cuello apretándolo con todas sus fuerzas.

-¡Maldita sea! ¿Cuántas veces vas a luchar? ¿Por qué no te rindes de una maldita vez?- gritó lleno de furia mientras yo intentaba detenerlo con mis últimas fuerzas -¡Mierda! ¿Por qué no te rindes?

¿Por que? ¿Por que? Sonaban sus palabras y dentro de mí también, mientras perdía las fuerzas en intentar respirar, tratando de capturar algo de vida del ambiente, arañando a la suerte que me había dado la espalda, esquivando a la muerte porque yo quería vivir pero…

Estaba en el lugar donde todos me habían abandonado, desnuda frente a un hombre que intentaba violarme o matarme: mi padre y me pregunté en ese momento ¿Por qué vivir? ¿Para que? ¿Qué hay en el futuro para mí después de esto? Finalmente comprendí que estaba sola, una vez más, otra vez estaba sola y abandonada frente a un destino aterrador contra el que no podía luchar, era eso o la muerte… y yo decidí morir, huir, escapar, salir de cualquier forma y entendí en ese momento porque huiste mamá.

Ya no tenía más lágrimas para llorar, ya no tenía más fuerzas para luchar, ya no tenía más ganas de vivir y el único dolor que sentía era la impotencia de saber que no podría pedirle perdón a mamá. Me quedaría en ese momento para siempre, cogiendo las manos de mi asesino hasta cegar la luz de mis ojos y esperaría en algún lugar oscuro, nuevamente perdida hasta verte mamá, por favor encuéntrame y perdóname. Lo siento, no tuve tu fuerza.

Pero él se detuvo, su intención era otra.

-Suficiente -dijo cuando me vio rendida, sin más fuerzas –no quiero matarte, ni siquiera desmayarte, sólo quiero que estés tranquila, que no vuelvas a intentar otra estupidez y que estés consciente de lo todo lo que voy a hacerte para que lo disfrutes tanto como yo.

Recuperé la vida con un respiro profundo pero casi no podía moverme y sentía mi garganta toda destruida. Me cargó hasta su cuarto, me tiró sobre la cama y comenzó a desnudarse mientras yo intentaba cubrirme y enredarme entre las sábanas.

-Aquí está,- dijo burlonamente, mostrándome la billetera- aquí guardo la dirección de tu madre en la capital –la tiró al suelo y terminó diciendo- Mañana temprano, cuando te levantes, puedes irte a buscarla y quiero que le cuentes todo sobre esta noche, cuéntale con lujo de detalles todo lo que voy a hacerte. Seguro que le va a gustar escucharlo. Para eso y sólo para eso voy a dejar que te vayas, para que le cuentes.

Subió a la cama y al verme enredada entre las sábanas sonrió.

-¿Qué haces ahora? ¿Has envuelto mi regalito?- preguntó cariñosamente mientras me descubría entre besos y caricias que no podía rechazar. Era un hermoso juego para él, desnudarme lentamente con sus labios y revelar ante sus ojos mi intimidad sin saber que yo ocultaba en la mano derecha, escondida debajo de las sábanas, el alfiler de mi insignia.

-Déjame besar tus manos- dijo y lo clavé en su rostro con todas las pocas fuerzas que aún sobrevivían dentro de mí. Salí corriendo y tropezando del cuarto mientras su grito llenaba toda la casa e intenté llegar a la cocina cuando me alcanzó y me abrazó bruscamente por atrás. No hubo tiempo de nada, escuché el ruido de un golpe y sentí mientras él iba perdía fuerza hasta caer al suelo. Me quedé inmóvil, llena de pánico, sin saber como reaccionar, sin saber si todo había terminado, sin intentar voltear para ver lo que había sucedido hasta que alguien apareció.

-¡Reacciona, reacciona!- decía una voz, intentando hacerme volver a la realidad, alguien me estaba llamando desde la realidad y yo…

-¿mamá?- pregunté sin saber… era un deseo desde lo más hondo de mi alma, quería un milagro… pero me di cuenta que era un hombre que preguntaba algo mirando a mis ojos, tomó mis hombros e intentó abrazarme. Reaccioné.

-¡Maldito!- grité apartándolo de mí, corrí cayéndome hacia la cocina y empecé a rebuscar entre los cajones botando todas las cosas al suelo mientras la desesperación iba oscureciendo mi mente. Él entró, se detuvo en la puerta y levantó las manos.

-¡No te me acerques! ¡No te me acerques!- le grité inmediatamente mirando fijamente sus ojos -¡No te acerques o te mato! ¡Te mato!

En ese momento mi mente se aclaró un poco más, uno a uno los recuerdos llenaron otra vez mi mente como un diluvio de dolor, me di cuenta que estaba casi desnuda ante él y sujetaba un brillante cuchillo que temblaba entre mis manos. Había desordenado todas las cosas de la cocina y las ollas de comida estaban por el suelo.

-Tranquila, ya pasó todo, por favor confía en mí, suelta ese cuchillo- dijo él.

Era Aleks, era él. No podía creer que me había visto así, no sabía como contener la vergüenza, no podía detener el tiempo, no podía hacer nada. Retrocedí temerosa, ocultándome de su mirada, tanteando mis pasos hacia atrás sin dejar de mirarlo, intentando cubrirme de algún modo porque tenía el alma y el cuerpo desnudos, quería abrazarme a mi misma pero también tenía miedo del cuchillo ¡Y no iba a soltarlo! ¡No! ¡Nunca! Sólo podía quedarme así, esperando un milagro nuevamente, uno que seguiría esperando para siempre aún sabiendo que nunca sería realidad y pensé…

¿Para que vivir así? ¿Cuál es mi destino? ¿Así es la vida? ¿Por qué llevo esta cruz? ¿Por qué es tan grande? ¿En quien puedo confiar ahora? ¿Quién entiende lo que he vivido? ¿Por qué a mí? ¿Qué hice? ¿Por qué me han lastimado tanto? ¿Por qué no puedo tener lo mismo que los demás? ¿Por qué debo sufrir tanto? ¿No entiende Dios que ya estoy cansada de esta vida? ¿Por qué tanto dolor para mi? ¿Qué mal he hecho? ¿Por qué se fueron? ¿Por qué nadie piensa en lo que siento? ¿Por qué no se detienen a pensar en mi dolor? ¡Yo no quería compasión! ¡Yo sólo quería vivir! ¡Yo quería ser feliz! ¿Qué hay de malo en ese deseo? ¿Por qué las estrellas se olvidaron de mis deseos? ¿Por qué? ¿Por qué? Dios ¿Tú también me olvidaste? ¿Por qué todos siguieron a mamá en su camino?

-¡Perdóname!- me suplique dirigiendo el cuchillo hacia mí y sonreí- sólo quiero descansar un poco de esta vida.

Entonces Karen apareció en la puerta, verla me calmó un poco pero no borré la sonrisa, avanzó temblando en silencio hasta mí y puso sus manos sobre las mías.

-Por favor no lo hagas, no me dejes sola, no me abandones - suplicó entre lágrimas sin que yo pudiera responder algo y me vi a misma diciendo las palabras que le hubiera dicho a mamá para que no se vaya. Era yo de niña jalando el vestido de mamá para que no se vaya, estaba abrazando mi propia vida y en esos ojos estaban los míos nuevamente llenos de esperanza, aguardando una respuesta, mirando a la puerta. Karen había abierto una puerta para que yo vuelva, para que me de a mi misma ese abrazo que tanto había soñado. Era yo suplicándome por una nueva oportunidad de vivir, un nuevo intento… No podía abandonar a mi amiga como mamá lo había hecho conmigo… pero no podía borrar el pasado, mi alma estaba manchada de dolor, de asco, de vergüenza, de olvido y no había suficiente luz dentro de mí.

-¡Cállate!- le grite suplicando, sabiendo que no podía controlarme– ¡No quiero lastimarte! ¡No te me acerques! ¡Vete por favor!- mientras dirigía el cuchillo hacia ella amenazando.

Ella no podía contener su llanto, la esperanza brillaba en sus ojos como una estrella, dibujó una sonrisa entre lágrimas, suspiró y avanzó nuevamente contra mi destrozando entre sus pasos mi amenaza, desgarrando con el vacio de su silencio mis gritos, extendió los brazos acallando la furia que inundaba mi alma, iluminó con su esperanza el abismo donde había caído mi mente, silenció con su sonrisa la tempestad que arrastraba mi corazón y luchando contra los demonios que querían hacerme daño me contuvo entre sus brazos con todas las fuerzas que tenía cubriéndome, como un ángel salvador que me protegía de la destrucción debajo de sus alas.

Perdí el conocimiento pero aún recuerdo que miré el cuchillo manchado de sangre temblando sobre mis manos y vi en su reflejo brillante la imagen del rostro de Karen: Mi ángel, mi salvador, mi amiga.

Salvación Parte 3

Viernes 06 ¡Valórate a ti misma!

Hoy fue un día hermoso, desperté y sobre mi hombro reposaba en profundo sueño un chico muy guapo ¿Cómo lo sé? usé mi espejo para ver su rostro, de verdad era hermoso y se veía muy exhausto, sonreí y no sabía cómo salirme de esa situación, no me atrevía a despertarlo y no es que me incomodara pero no sé... sólo levanté un poquito mi hombro para que despertara, me miró con su cara somnolienta y cuando se sorprendió no pude evitar la risa mientras se ponía rojo... fue muy divertido, luego sonrió y me acompañó con su risa.

-Lo siento -dijo, y yo sonreía mirándolo de reojo, ahora la nerviosa era yJ.

Pasaron muchos años así y el dolor se fue perdiendo en el olvido, aparecieron nuevas personas en mi vida y cada día fue diferente, nunca llegué a la perfección pero bueno, con el tiempo acepté el rechazo que papá sentía por mi y aprendí a llevar la fiesta en paz.

Mis 15 años fue hermoso. Me sentí tan querida, como si todo el dolor que había sentido estuviera lejano, casi olvidado en algún rincón empolvado del pasado. Me perdí esa noche entre sonrisas, abrazos y buenos deseos de las personas que me conocían y me apreciaban de verdad. Bailé con mis amigos, con mis profesores y con mi querida abue Geno. Fue una noche inolvidable, tendría que contar otra historia para explicarles todo lo que pasó desde el momento que planearon la fiesta hasta el día siguiente: Los secretos de Karen, el plan de Clarissa, el rechazo de papá, la guerra del vestido, el peinado y el maquillaje, los nervios, el discurso de “abue Geno”, mis 15 deseos y esa esperanza mamá… que tuve toda la noche mirando hacia la puerta… esperándote. No sé porque tuve que recordarte esa noche.

Dos meses después, una tarde gris, nos dejó mi abue, se fue triste pidiéndole a papá que fuera más humano con las personas que lo rodean, conmigo, con su hija.

-¡Abre tu corazón!-le dijo, mientras él la miraba impasible.

-¡Lucha hija, vive!- me dijo a mi –las personas como tú merecen ser felices, perdona a tus padres, no pierdas esa sonrisa, no dejes nunca de aprender, te quiero.

Lloré nuevamente, abrazando el dolor que atravesaba mi alma, conocí lo que es la muerte, me sentí sola y volvieron todos mis miedos. Esa noche lloré en silencio otra vez aunque estaba, de algún modo, feliz de poder saber adonde había ido, ella aún me cuidaba.

-Lo prometo,- le dije a la noche, al silencio, al dolor, a la amargura y a la soledad –lo prometo abue, yo voy a luchar.

Y cada día, a pesar de la tristeza que me embargaba, yo intentaba superarlo todo: levantarme temprano, hacer el desayuno, alistar las cosas, ir a estudiar, regresar a casa, almorzar, limpiar un poco, volver al colegio, atender a papá, cenar, ver televisión o estudiar, pedir permiso para alguna fiesta, salir, divertirme y regresar siempre al mismo lugar donde la única persona que me quería era yo… y sonreír sin saber que esperar exactamente del futuro.

Y así el tiempo se convirtió en una pelea, una lucha contra la soledad del hogar, contra la indiferencia de papá, contra las nuevas responsabilidades, contra el tiempo que ahora era menos para todo lo que tenía que hacer. Sin embargo me acostumbré rápido y me sentí más fuerte, más capaz de encarar al mundo, me preparé sin saberlo para los días que venían sobre mí como una tormenta del destino.

Pasaron tantas cosas a partir de eso, papá comenzó a descuidarse, se dedicó a tomar, la situación con él volvió a ser tensa y casi podía adivinar que lo botarían del trabajo, pero fue peor. Se peleó con sus compañeros de trabajo, lo golpearon y al final no le pagaron nada. Tuve que cuidarlo hasta que se recuperara.

-Puedo solo con esto- me dijo cuando ya estaba bien, –no te necesito- se levantó y salió a buscar otro trabajo.

Aunque quizás suene extraño me gustó esa actitud de él, ese día creí que si era capaz de preocuparse, a su modo, de esa manera tan fría y lejana, en esas palabras me dijo que era un luchador y bueno, también dijo que yo era un estorbo para él.

No volvió a tomar luego de eso y vi esa actitud, tal vez, como el inicio del perdón, podíamos llevar la fiesta en paz desde ahora, quizás esa era su forma de querer.

En el colegio todo iba bien, mantuve mis notas aunque los cursos en secundaria siempre son más pesados, y lo único que me incomodaba un poco era el hecho de que todas nuestras amigas tenían o habían tenido un enamorado y Karen y yo aún no. Nos molestaban por eso diciendo que éramos lesbianas o algo así y me llegaba. Yo estaba bien como estaba y no necesitaba más problemas ;-P

En esos días algo grises apareció un nuevo amigo, un nuevo ángel. Mi profesor de literatura: Aleks, un extrañJ y divertidJ pJeta muy guapJ y encantadJr, un tipo alegre que me ayudó a extender mis alas y buscar nuevos caminos.

Salvación Parte 2

Jueves 05 ¡Aprende otra vez a sonreír!

Hoy es el segundo día, brilla el sol otra vez y todo el ambiente es tan nítido. Me quedé sentada un rato en la estación, observando el amanecer mientras esperaba la llegada del tren, mirando como la gente de todos lados viene y va, pensando en como cada uno tiene una familia y sueños que perseguir para ellos. Vi muchos niños que iban temprano a la escuela con sus madres. De pronto, uno de ellos dejó caer una pelota que rodó hasta mi, se acercó y cuando me saludó sonreí sin siquiera pensarlo, fue hermoso porque él también sonrió. La vida se teje en muchas direcciones pensé, cada día vamos a tantos lugares, de tantas formas pero ¿Para qué? ¿Adonde vamos? ¿Tiene un fin todo esto? ¿Adonde estoy yendo yo? ¿Donde terminará este camino? ¿Qué buscamos en cada camino de nuestra vida? ¿Te encontraré?

Te contaré a solas algún día los sentimientos que guardé en mi el día que cumplí ocho años, el vacío que sentí en cada cumpleaños cuando todos pretendían ser felices y el ambiente se ponía “alegre”, espero que imagines el deseo que le pedía a Dios cada vez que soplaba esas velas y las ganas que tenía de verte llegar, de vete entrar por esa puerta con alguna sorpresa o sin ella, sólo quería verte… ese vacío que con el tiempo y el contar de cada día de ausencia se lleno de resentimiento, de dolor… y aquello, que debía ser olvido, se empozaba cada vez más en mi alma como una noche que iba creciendo dentro de mi ¿Por qué te fuiste mamá? ¿Por qué permitiste que fuera yo la última persona que te viera? ¿Por qué me abrazaste así ese día? ¿Tanto me odiabas?

Yo me fui alejando de todos también, no conversaba con nadie en la escuela y mis notas bajaron. Papá sólo sabía gritarme y pegarme y me fui acostumbrando a ese dolor y a sus reclamos, tanto que casi podía predecir sus palabras cuando decía que todo era mi culpa… que no valía nada… y varias veces amenazó diciendo que también me dejaría sola y se iría lejos. Ese miedo hizo que yo volviera a estudiar… ese miedo me mantuvo consciente e hizo que algunas veces me olvidara de ti, ese miedo me encerraba de algún modo porque yo quería abrazarlo pero… ¿Si se cansaba de mi? ¿Si se iba? ¿Por qué todos se alejaban de mí? Y me quedaba sola en la seguridad de que si no lo molestaba él me querría un poquito, aunque sea un poquito, aunque yo no valiera nada, él si me quería porque permanecía ahí, soportándome.

Pero Dios se acordó de mí y en el camino me envió dos ángeles.

El primero fue una niña, mi gran amiga Karen, la persona más terca y luchadora que he conocido, la pequeña niña con la que peleé por primera vez en el colegio.

Me encanta recordar ese episodio, fue cuando tenía 10 años. Ella era una de las “nuevas” del salón y no soportaba su actitud de líder, esa voluntad para intentar todo y su capacidad de soñar y desear algo mejor siempre, y para colmo la sentaron a mi lado. Así que durante el examen cogí su lápiz, lo tiré por la ventana con todas mis fuerzas y sonreí frente a ella con una mirada burlona olvidando un pequeño detalle: Ella no sabía que yo era la pobre niña abandonada y no tenía motivos para tener compasión alguna de mí.

Antes que pueda darme cuenta, ya estábamos jalándonos de los pelos y pateándonos en el suelo. Me enojé como nunca y la golpeé con todas mis fuerzas y ella no se quedó atrás. ¡Con decirles que la más lastimada fue la profesora que trató de separarnos!

Luego de eso, cuando estábamos afuera de la dirección, con las greñas desordenadas y todas magulladas, comencé a molestarle diciéndole que era una cobarde, que seguro llamaría a su mamita para esconderse y ponerse a llorar, le dije que su mamá también era una miedosa. Ella se acercó lentamente y me tiró una cachetada que hasta hoy recuerdo. Recién en ese momento la vi llorar, mientras decía que su mamá era valiente y que no vendría porque estaba en el cielo. Yo no sabía que decir… una nueva culpa llenaba mi corazón, fue la primera vez que sentí ganas de consolar el dolor de alguien, olvidando mi propio dolor.

Creo que desde ese día no hubo ocasión en que no quisiera compartir algo con ella, hice de todo para que me perdonara y así se convirtió en mi ejemplo, en mi amiga. Poco a poco me enseño a soñar otra vez, a esperar algo bonito del día siguiente, a correr por los pasillos, a jugar y asonreír, y yo, gracias a ella, mamá, me fui olvidando del dolor que me causaste.

El segundo ángel fue mi tía: “la abue Geno”, que se llamaba Genoveva, mi segunda madre, la hermana de papá.

Ella no permitió que la casa se derrumbara después de que te fuiste, siempre se preocupaba de ver todo de mí, cuidaba a papá y lo quería aunque él fuera como es, perdonándole siempre todo. Ella me daba los abrazos que tú no me dabas, me enseño lo que tú no me enseñaste como mujer y me educó con su sonrisa y su voz de viejita chistosa, siempre paciente, dedicada y graciosa como un ángel.

-Ay niña ¿Qué haces?- me decía cada vez que tenía algo que enseñarme y yo escuchaba.

Así conquistaron mi corazón y germinó la esperanza en algún rinconcito, Dios llegó a salvarme del dolor y me acercó dos personas que me devolvieron la sonrisa, los sueños, la esperanza y la fe.

Llegó el tren, ¿Llegaré al final de mi camino?

Salvación Parte 1

La vida se revela ante nuestros ojos de tantas y distintas maneras que es difícil a veces adivinar, deducir o entender el significado real de todo lo que nos enfrenta en un día, en una hora, en un suceso. En una búsqueda tan extensa y con un tiempo tan corto ¿Cómo no perderse? ¿Quién nos encuentra? ¿Quién nos salva?

SALVACION

El sol salta de brillo a través de mis dedos, es esa luz que viaja desde tan lejos, desde el universo, desde la oscuridad... atravesando suavemente el cielo, el mar y encendiendo todo lo visible viene a reposar sobre nuestras vidas, en nuestros rostros, cómo el calor de un profundo abrazo lleno de vida, como el recuerdo de un tierno amor lejano que no se desvanece y se busca intensamente, aún en medio de la luz del día, aún en un agitado mar de personas, aún perdida en una ciudad desconocida y en un intento de olvidar el pasado para iniciar una vida... nueva.

Miércoles 04 ¡Por fin inició el viaje!

Hoy desperté sonriendo con una lágrima dormida en mis ojos e intenté, intenté pero no pude recordar lo que había soñado. Sentí mi corazón agitado, como si estuviera atrapado, como si le faltara libertad, así que me abracé a mi misma, cerré los ojos un instante, tome un poco de aire e intenté una sonrisa mientras aquella lágrima solitaria se deslizaba…

-Tranquila- me dije –ya pasó.

Me entretuve mirando los paisajes a través de la ventana hasta que la lágrima se convirtió en esperanza. Yo sé que, en algún lugar que cada vez está más cerca, tú estás y no me esperas pero igual, quiero encontrarte aunque no sé que voy a decir en ese momento, no sé que voy a hacer, tengo miedo, sólo sé que quiero verte y llegar a ti…

¿Sabes mamá? Aún recuerdo esa mañana cuando te vi llegar y te encerraste en el cuarto, rebuscaste con prisa entre todas las cosas, llenaste como pudiste una maleta y por un momento te detuviste a mirarme... yo sabía que había un mensaje escondido en tu mirada, yo sabía que algo sucedía cuando te arrodillaste y me abrazaste con tanta fuerza, yo sabía que de alguna forma algo te estaba lastimando mientras llorabas y me decías cuanto me querías, yo sabía... que algo estaba sucediendo en ese momento dentro de ti... pero no lo entendí, no supe porque pedías perdón de esa forma ante mi, y me quedé ahí, sin saber que hacer, viéndote marchar simplemente, creyendo que todo estaría bien, porque mi mundo era perfecto cuando tú estabas... hasta ese día cuando tú quebraste mi mundo.

Desde ese día muchas veces me he preguntado ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué me abandonaste? ¿Yo no fui suficiente para que me quieras? ¿Qué me faltó? ¿Tan poco me querías?

Esos días, los primeros después de que te fuiste, yo me quedaba en la puerta mirando hacia fuera, esperando mientras todos pasaban y se alejaban con el tiempo que se guardaba en mi memoria y la esperanza moría lentamente.

No sabes todo lo que pasó mientras te esperaba, estuve sola frente a todo lo que lo demás decían y yo, dentro de mi, no quería creer, quería negarlo todo, quería que aparecieras para callarlos, quería creer en ti, quería desaparecer sus voces, quería darte siempre esa oportunidad que nadie iba a darte…

Yo creía que ibas a aparecer en algún momento, que volverías como siempre lo hacías, creía que tú también me extrañabas y que vendrías a buscarme pero la puerta seguía abierta mientras la luz pasaba, la oscuridad pasaba, la gente pasaba, el tiempo... todo pasaba… y un día decidí cerrar todas las puertas, entendí que nunca vendrías por mi, comprendí que esa fue tu última mirada, esas fueron tus últimas palabras, ese fue tu último abrazo...

Entonces los días se volvieron grises, todas las cosas perdieron su encanto y no había momento en que no te extrañara, y así igual que ahora, cada vez que me perdía en algún lugar siempre miraba los rostros de la gente, siempre veía un poco más allá, la otra acera, la calle siguiente, las personas de los autos ¿Dónde estabas?

¿Qué hacías el día que papá se cansó de mirarme en silencio? ¿Dónde estabas el día que me culpó porque te fuiste? ¿Dónde estabas cuando dijo que no me querías, que nadie me querría y que por eso te fuiste? ¿Dónde estabas en ese momento? ¿Donde?

Me acostumbré a llorar a escondidas, no quería que nadie me viera, no quería mostrarme débil así que lloraba durante la noche, abrazándome a la soledad, perdiéndome en el silencio y poco a poco, cada día fue muriendo mi sonrisa hasta el día que no pude evitarlo más y me cubrió un cielo de tristeza cuando papá dijo que te habías ido porque yo no valía nada, que el amor que sentías por mi no era suficiente para mantenerte a mi lado y que seguro más feliz lejos de mi…

Me quedé helada frente a él ¿Fue mi culpa? Pensé, y por segunda vez sentí el frío de esa mirada que decía algo sin palabras, me invadió miedo de perderlo también y lo abracé diciéndole que no era cierto, pidiéndole perdón por no ser una buena persona, prometiéndole que sería mejor, intentando hacerle ver que no sabía que era lo que estaba mal en mí, pero él ya no reaccionó ante mí, estaba ahí, pero también estaba lejos de mí y así todos los que amaba comenzaron a alejarse aún estando a mi lado y en la soledad que me rodeaba cada vez más el silencio me preguntaba ¿Existe alguien que te ame de verdad?