jueves, 30 de julio de 2009

Ana

Era el primer día. Cristhian estaba emocionado. ¿Qué pasaría ahora? ¿Qué nueva aventura le esperaba?. Definitivamente ya estaba acostumbrado a los cambios así que sólo podía esperar encontrar algo nuevo, interesante e intenso que vivir. Aunque dure poco tiempo, disfrutar era lo importante.

Subio las escaleras, se detuvo un momento y volteó invadido por un sentimiento de grandeza, para mirar a la gente que transitaba por la calle como si fuera a gritar: ¡SOY EL REY DEL MUNDO!. Pero sólo dibujo una enorme sonrisa en su rostro y luego ingresó al colegio acomodando su mochila.

Se identificó con el portero y recibió algunas cosas que le hacían falta -ya que su papá no había asistido a recogerlas - entre las que se encontraban su agenda, la insignia y otros documentos que no tenían mayor importancia en ese momento. El señor de la puerta era un viejito bonachón muy amable. Cristian tenía que buscar el salón de 5"B".

-Wow -pensó, este era enorme, el mayor colegio en el que había estado. Era grandioso, extenso, gigantesco. Habían 3 pabellones y unas graderías rodeando una losa deportiva, todo estaba tan limpio y organizado ¿donde quedaría su salón?, atravesó rapidamente el patio observando todos los detalles de su nueva escuela. No perdía la emoción. Debía llegar al segundo piso del pabellón "A".

Llegó. Ahí estaba el salón de 4"A", 4"B", 4"C", 5"A" ¿5"A"? ¿Cristian se detuvo? ¿por que se detuvo?.

Había un bullicio que había percibido desde que se acercaba al pabellón, un ruido que poco a poco, mientras iba avanzando se hacía más intenso y vaya, por esas coincidencias de vida, descubrió que provenía de 5"B": su salón. Caminó lento, como quien sigue su camino y observó: era para reirse, no lo podía creer, ¿ese era su salón? no había maestro, volaban aviones y bolas de papel de un lado a otro, los chicos gritaban, correteaban, reían y había un grupo al final del salón cantando una canción y aplaudiendo a uno que saltaba sobre su carpeta como loco. Bien, ahí estaba su salón. ¿Como entrar ahi?.

De entre el ruido pudo rescatar algunos nombres: "David", "Antonella", "Sofía", "Gustavo", "pato" ¿pato? Era increíble, quizas tanto o más de lo que él esperaba: emoción = preocupación.
Cristian estaba perdido en la indecisión de ingresar, buscaba el valor que había caído como una gota enmudecida hacia la oscuridad ¿lo haría?. Tenía miedo y muchas cosas eran ciertas en ese momento: Estaba en Lima, en su colegio, en el pabellón, en el pasadizo y frente al salón de 6"A". Todo era nuevo.

El salón de 6"A".

Había un maestro ahí, el profesor Elmo, un viejito arrugado de mal carácter que dictaba matemáticas y había estado observando al muchachito este, que era "el nuevo", estaba detenido en el pasillo mirando las musarañas, perdiendo clases.

Dejó la tiza sobre el escritorio y salió rapidamente, tenía una importante misión, se acercó al despitado de afuera y, aunque tardó en reaccionar, Cristian pudo responder que era alumno nuevo de 5"A" definitivamente y para siempre. Así que el viejito le señaló el salón y se fue.
El salón de 5to "A" estaba vacio, sólo habían mochilas en las carpetas. Se quedó en la puerta un poco inconforme pensando ¿Qué es mejor? ¿un salón de locos o un salón de fantasmas?

-Hola -...

Hubo una palabra definitiva en ese momento, Cristian volteó para devolver el saludo. Era una chica sonriente que acababa de materializarse del aire o algo asi y aparecía por arte de magía, un hada, ¿un fantasma quizas?. No, no podía ser, no sentía temor pero había algo que no entendía o quizas todo: su presencia, su silencio, su mirada, su sonrisa. Era lo inesperado más bello que había recibido en su vida. Sólo tenía una idea detras de la debil sonrisa que se dibujaba ahora en su rostro: "¿Qué pasa?"

-Hola -respondio.

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