jueves, 30 de julio de 2009

La gotita más veloz

He pensado que nuestra vida podría ser como una pequeña gota de agua que viene del cielo con un futuro incierto, de modo que podríamos llegar a un río y dejarnos arrastrar, podríamos estrellarnos en una piedra y secarnos al sol o talvez, podríamos llegar a una hermosa flor, volvernos parte de su vida, y ayudarla a florecer, a llenarse de colores y a sonreír cada día.

Lo bueno de ser una gota es que tienes muchas oportunidades: si te dejaste arrastrar por un río, tarde o temprano llegas al mar, desde donde vuelves al cielo; si te estrellaste en una roca y el calor te secó, te evaporaste y ahora estás en el cielo, listo para llover de nuevo. Pero si llegaste a la hermosa flor ¿quisieras volver al cielo?

A mi me encantaría permanecer en algún pétalo de esa flor acompañándola cada amanecer, poder sonreír al sol y abrigarme por la tarde, dormir en la oscuridad, bañarme de rocío, conocer otras gotitas. Y en otoño, desprenderme de ella y volar por los caminos del viento hacia donde quiera llevarme el destino, talvez de nuevo hacia el cielo.

Entonces desde mi nube, miraría el mundo entero, deseosa de caer nuevamente entre millones y millones de estrellitas de agua, buscando una vez más ese destino que dejó recuerdos hermosos en mi memoria, buscando los colores de cada amanecer, buscando las hojas húmedas del rocío, buscando esa sonrisa, buscándote...

Y volaría por el cielo más rápido que las demás gotitas...
Sonreiría al verte...

Y la historia se repetiría... o talvez me quedaría dándote vida para siempre, saludando a mi nube mientras pasea por el cielo.

Viernes, 17 de abril del 2009
4:23 a.m.
Three doors down – Here without you
Luis Vara

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